sábado, 12 de mayo de 2012



La felicidad está afuera de mi ventana.
¿Se estrellará silbando a 80 millas por hora?
¿O la felicidad está simplemente golpeando,
a tu puerta, y tú la debes dejar entrar?

La felicidad se siente tanto como el dolor.
Déjala ser, no puedes hacerla ir o venir.
Pero te has ido, no para bien, pero por ahora,
que te hayas ido por ahora, se siente como que te hayas ido para bien.

La felicidad es un petardo sentado en mi cabecera.
La felicidad nunca fue mía para poseerla.
Niño cuidadoso, enciende el petardo y aléjate.
Porque la felicidad lanza una lluvia de chispas.

Acercarse mucho a la felicidad te destruye.
Rompe tu fe en pedazos que quedan en el suelo.
Te dices a ti mismo que probablemente es suficiente por ahora.
Pero la felicidad tiene un rugido violento.

La felicidad es como el viejo me dijo
búscala y nunca la encontrarás del todo.
Pero déjala ir, vive tu vida y déjala.
Entonces un día despertarás y ella estará en casa.
En casa.


1 comentario:

  1. Hermosa poesía querida Alegría,

    cuan dificil es encontrarla! no pasamos la vida detras de ella y a veces no nos damos cuenta que la tuvimos todo el tiempo.

    Un beso enorme.

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