Recuerdas cuando eras pequeño que tu única preocupación era si te regalarían una bici para tu cumpleaños o si te dejarían desayunar galletas, ser adulto está sobrevalorado. No te dejes engañar por unos zapatos bonitos o por el sexo, o por no tener a tus padres diciéndote lo que debes hacer, ser adulto es una responsabilidad.
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